Cuando llegué a mi casa, le conté a mi mujer toda la conversación que habíamos mantenido Daniel y yo.
- Pues Daniel piensa que pronto todo se va ir al carajo. Que todo el trabajo se va acabar de golpe.- le dije a mi mujer.
- Hombre Toni, parece mentira que no conozcas a tú amigo. Sabes que siempre a sido muy pesimista, pero esta vez creo que puede llevar razón.- me replico mi mujer, mientras preparaba las maletas.
- Ya lo que me faltaba. Tú defendiéndolo. Mira Mercedes, como yo lo conozco mejor que tú, como bien dices, se que todo lo que dice es solo por esa maldita apatía que tiene, la cual le hace pensar siempre que va a ir algo mal cuando las cosas le salen bien. Cuando de chicos estuvimos en la escuela, siempre me decía que octavo de EGB era tan difícil que nunca aprobaría. Luego cuando estábamos a punto de acabar bachillerato, me volvió a decir que no aprobaría el último curso y cuando lo acabamos y decidimos trabajar en vez de seguir estudiando, al poco tiempo de estar en la fábrica de cemento, ya pensaba en que nunca subiría la empresa y acabaríamos en el paro. Y cuando la empresa está generando beneficios, creando más puestos de trabajo y expandiéndose por el mundo, va y me dice que la construcción se va ir a pique por culpa de los bancos. De verdad que este hombre a veces me saca de mis casillas.
- Solamente digo, cariño, que pueda que esta vez tenga algo de razón. Últimamente se están poniendo los precios de las viviendas por las nubes y la gente cada vez más hipotecada. Si no fuera por los dos sueldos que entran a esta casa, sólo podríamos pagar la hipoteca y poco más.
- Tonterías. Si alguno perdiera su trabajo, rápidamente encontraríamos otro. Anda que no me han pedido veces la empresa de Cementolux que me vaya con ellos, que incluso me pagan más. Pero le he dicho que no. Que donde estoy llevo 6 años y que estoy muy a gusto. Pero dejemos este tema. ¿Cuándo trae tu madre a los niños?
- Me dijo que para las nueve de la noche estarían aquí. Así nos daría tiempo para preparar todo para mañana.
- Bien, ¿y cuando les dan las vacaciones de navidad?
- La semana que viene es la última. Después tendrán tres semanas sin escuela.- me contestó terminando de cerrar las maletas.
- Si has acabado, dámelas que las bajo al coche. Veras que bien lo pasamos mañana y la cara de felicidad que pondrán los niños cuando vean toda esa nieve.- le dije, dándole un beso en la mejilla. Y acto seguido, me dirigí hacía el coche para guardar el equipaje.
Después de dos increíbles días en la sierra, la vida siguió igual. Trabajando y descansando los fines de semana. Estaba deseando que llegaran las fiestas y poder desconectar un poco.
Cuando nos dieron las vacaciones, pasaba casi todo el tiempo con mis niños y mi mujer, los cuales tenía un poco desatendidos. Como los dos trabajábamos, la mayor parte del tiempo los niños tenían que estar en casa de mi suegra o en la de mi madre, ambas cumpliendo con su función de abuelas. Aquella navidad fue una de las mejores que había tenido en toda mi vida. Estuvimos haciendo las cosas que durante el año íbamos posponiendo: ir al cine, salir al campo, hacer algo de turismo de interior, visitar a los parientes lejanos… La verdad es que gastamos mucho, pero que importaba, estando los dos trabajando nos lo podíamos permitir. Así que empezó el año nuevo y 2008 había sido un buen año para todo el mundo. Al poco tiempo fue el día de reyes. Ese día echamos el resto de la carne en el asador. Como mis pequeños habían sacado muy buenas notas, los reyes magos se portaron, trayéndoles todo lo que habían pedido y un poco más. La vida no nos podía ir mejor, o eso pensaba yo. Cuando acabó Enero, todo empezó a ir mal. Al principio, nuestra empresa, comenzó a pagarnos el día 10, cuando lo normal era cobrar el día 1 o 2 lo más tardar. Luego empezaron a reducir plantilla. Y cuando acordemos, era ya finales de Julio, y la empresa nos debía ya dos meses.
- Toni, tengo que decirte una cosa y seguramente no te va a gustar.- me dijo Daniel, mientras que le asestaba una dentellada a su bocadillo.
- Joder Daniel, ¿es qué me vas a dar el desayuno? Entre tú y la empresa me vais a producir una úlcera. Tú como siempre no puedes dar buenas noticias.- le comenté.
- Me da igual que te enfades. Tarde o temprano, te vas a enterar.- me contestó.
- Venga y dime cual es la mala noticia. Que este año no hay vacaciones, o que nos van a reducir las horas de trabajo. Sinceramente, me espero cualquier cosa.
- Veras, ayer tuvimos una reunión con el consejo administrativo. Yo, como el enlace entre el sindicato y los trabajadores acudí en nuestra representación. Las cosas no pintan nada bien. Después de más de dos horas de reunión, se llegó a la conclusión de que si seguíamos así, tendríamos que cerrar.
- ¿Pero eso como va a ser posible? Nuestra empresa es una de las mayores distribuidoras de cemento del país. Vale que estamos pasando una deceleración económica, pero de eso a tener que cerrar, me parece una autentica locura.- le dije con la cara desencajada.
- No hagas caso a lo que dice el gobierno, esto es una crisis y de las gordas. Los bancos han cortado el grifo, la gente ya no compra casas, la construcción se ha venido abajo y para colmo, no nos pagan.
- Pero si nuestros mayores clientes son los ayuntamientos. No me digas que el gobierno es un moroso.
- Uno de los mayores. Nos pagan de tres a seis meses. Los vales de pago, ya no nos sirven en los bancos y nuestros proveedores nos acosan.
- ¿Pero no existe un seguro para ese tipo de cosas?
- Sí, pero nuestro banco se ha negado a renovarlo. Mira tú qué cosas, después de más de treinta años trabajando con él, ahora dice que como están las cosas no se fían de que los puedan cobrar. Ya ves tú, casi todos los vales son de la administración.
- ¿Y las empresas del extranjero?
- Están todas cerradas. Escúchame bien amigo mío, como la espada de Damocles, es sólo cuestión de tiempo que nos den la puntilla. Y ahora volvamos al curro, que ya se ha acabado la hora del bocadillo.
Aquellas palabras fueron como un jarro de agua fría. Daniel tenía razón y no tarde mucho tiempo en darme cuenta.